sábado, 30 de octubre de 2010

fragmento de conversación


Salí a pasear para despejarme,
para descubrir
que lo que me reconcome
no se plantearía ni mirarme,
que he gastado demasiado tiempo en educación
y ahora todo parece tan lejano...

Soy un pensador, no un charlatán
(de cualquier manera,
tampoco tengo a nadie con quien hablar).

No puedo ver el camino
por la lluvia en mis ojos.

Vivo sobre la tienda de ultramarinos
propiedad de un austríaco.
Él a menudo me invita a algo
y bromea sobre su inglés pobre.
Trata de ser mi amigo;
pero a causa de todos mis años
de lecturas comentadas,
me quedo allí plantado
sin decir una palabra.

No puedo ver el puente
por la lluvia en mis ojos.

Y el mundo está lleno de vida;
lleno de gente que no me conoce.
Y caminan en parejas, en tríos o más,
mientras la luz que llega
desde la tienda de ultramarinos
escruta grosera mi cara.
Y el sentido último de mis ensayos
es estar por el suelo desordenados.
Y mis manos tiemblan, me duele la cabeza,
la voz se me pega a la garganta.

Soy mudo e invisible.

Y nadie va a recordarme.

Y no puedo ver el agua
a través de las lágrimas.

(David Bowie,
traducción-perversión)

domingo, 24 de octubre de 2010

credo


Procura estar poseído por una ingenua santidad de espíritu.

Eres un genio, siempre.

Autor-realizador del cine terrestre financiado por los ángeles del Paraíso.

Describe las inenarrables visiones del ser.

No te emborraches nunca fuera de casa.

Lo que sientas encontrará por sí solo su estilo.

Dedica más tiempo a la poesía, pero sólo a lo que es en esencia.

Cree en las santas apariencias de la vida.

Traduce constantemente la historia real del mundo a monólogo interior.

Sé, como Proust, un fanático del tiempo.

Escribe para que todo el mundo sepa cómo piensas.

No pienses con palabras, sino con imágenes.

Escribe para ti mismo, recogido, asombrado.

Dirígete desde el centro a la orilla, nada en el mar del lenguaje.

Descubre el raudal todavía inédito que hay en tu espíritu.

Enamórate de tu existencia.

Libretas secretas garabateadas y páginas frenéticas mecanografiadas para tu exclusivo placer.

Acoge todo signo, ábrete, escucha.

Respira, respira tan fuerte como puedas.

Equilibra tus complejos literarios, gramaticales y sintácticos.

Vive tu memoria y asómbrate.

Acepta perderlo todo.


(Jack Kerouac,
de Credo y Técnica de la prosa moderna)

domingo, 17 de octubre de 2010

hormigas en la cama


Por mi tacto arrasado vaga
la marabunta en espiral
de todas las caricias despellejadas
en un pestañear tu huella deja de latir
colibrí arropado por la macabra manta
de hambre de ceguera de cadáveres
es tarde ya para madrugar
y la noche no te perdona
fiel señora abandonada
por un pedazo de carne cruda
con la sonrisa torcida bajo el sol
me siento y el hormigueo es un hecho
al filo de la cama buscando
la compasión de unos pies fríos
inquietos en el calambre
es tarde ya para perdonar
y la madrugada va cerrándose
en la piel y ante las extrañas palmas
de tus manos hoy desierto
la oscura larva teje una mortaja
tu cuerpo de nuevo se tumba
tu sombra sin embargo un día más se levanta
rumor de separar cuaderno y página
recorta los flecos que le sobran
plancha su triste silueta
reza al goteo lento de café y la veloz vía láctea
a golpe de mandíbula arranca
del vacío dulzón media caricia
y legionaria emprende la marcha
hacia el centro de la mina.

lunes, 4 de octubre de 2010

mecanografía


Mis manos dejaron de obedecerme. Tocaron en el piano conciertos desconocidos, se humedecieron con los tiernos jugos de vírgenes azoradas, cocinaron bebitos, robaron amuletos, arrancaron murciélagos de sus alas. Tomaron un bisturí y con virtuosismo de director de orquesta dibujaron extravagantes mapas en carnes ajenas. Mis manos dejaron de obedecerme. Ahora oprimen las teclas de mi máquina: son ellas quienes escriben este cuento.

(Ricardo Bernal)