En una tierra de dioses y monstruos
yo era el ángel del jardín del mal.
Rota, asustada, haciendo cualquier cosa
para arder como un faro.
Tú tienes mi medicina: fama, amor, licor;
dámela lentamente, toma mi cintura y hazlo
con suavidad. No me llevo bien con Dios,
así que ahora canto.
Nadie me robará el alma, soy Jim Morrison
en unas vacaciones salvajes:
juergas de motel, orgías, y cantando:
«Joder, sí, dámela, esto es el paraíso,
lo que de verdad quiero».
Es la inocencia perdida,
inocencia perdida.
En la tierra de los dioses y los monstruos
yo era un ángel en busca de sexo duro,
una grupi de incógnito haciéndose la cantante:
la vida imita el arte.
Tienes mi medicina, mi droga: dispárala
directa al corazón, por favor, no quiero más:
Dios está muerto, dije: «Por mí está bien, cielo».
Nadie me robará el alma, soy Jim Morrison
en unas vacaciones salvajes:
juergas de motel, orgías, y cantando:
«Joder, sí, dámela, esto es el paraíso,
lo que de verdad quiero».
Es la inocencia perdida,
inocencia perdida.
Hablas como en las películas y me vuelves loca,
porque la vida imita el arte.
Si me pongo un poco más guapa,
¿puedo ser tu chica? Me contestas:
«La vida no es tan complicada».
Nadie me robará el alma, soy Jim Morrison
en unas vacaciones salvajes:
juergas de motel, orgías, y cantando:
«Joder, sí, dámela, esto es el paraíso,
lo que de verdad quiero».
Es la inocencia perdida,
inocencia perdida.
(Lana Del Rey)