sábado, 4 de septiembre de 2010

elogio de la sombra


La vejez (tal es el nombre que los otros le dan)
puede ser el tiempo de nuestra dicha.
El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma.
Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla.
Buenos Aires,
que antes se desgarraba en arrabales
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
las borrosas calles del Once
y las precarias casas viejas
que aún llamamos el Sur.
Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito.
Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad.
Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros.
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro.
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.

(Jorge Luis Borges)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me ha gustado más el Borges en verso que el Borges en prosa, aunque sea poética.

i dijo...

A mí también, aunque supongo que en parte es porque leyéndole en prosa me quedo con la sensación de que me estoy perdiendo demasiado, de que se me escapan demasiados significados. Aunque, por otra parte, no creo que escribir bien sea escribir fácil...

Anónimo dijo...

A mí me ocurre al contrario, prefiero su prosa, donde reside su maravillosa imaginación.

francisco javier casado dijo...

yo encuentro al borges poeta más humano, más relajado, menos arquitecto de la perfección...

...incluso más pasional, a su manera, con un río de palabras de tonos negruzcos que palpita bañando piedras antiguas.

sus relatos son máquinas pensadas al milímetro. por eso decía que no podía escribir una novela, ya que le ocuparía varias vidas para finalmente perder la cabeza ante lo faraónico de la labor.

siempre he tenido la dicotomía en la cabeza: borges-cortázar, como dos caras de una moneda; y siempre me he decantado por el segundo por ser más lúdico, vivo, menos sesudo.

pero borges cada vez me gusta más... supongo que son cosas de la edad.

gracias a todos por frecuentar este cuarto (a pesar de la inexorable mengua cotidiana

i dijo...

Qué curioso que compares a los dos, yo iba a haberlo hecho en mi comentario anterior.
Personalmente, me quedo con Cortázar, sin duda.

Anónimo dijo...

En eso sí coincidimos, yo también me quedo con Cortázar. Rayuela sigue siendo uno de mis libros favoritos.