lunes, 18 de abril de 2011

el mal de los ardientes

Me odio cuando tiemblo de la emoción

cuando no puedo dormir porque bajando por el espino del día me he dejado las zarpas, los cuernos y el instinto de no pensar

y en la raíz cuadrada de la noche roo tubérculos rosados

y doy vueltas perdido en la feria en que me amaste de niño, entre espantajos y manzanas de caramelo

hasta que me limpio los besos a restregones contra la almohada, rezando con las branquias en flor

Dios salve a la Virgen Fantasma que calienta mis ojos al fin, en la hora de la muerte amanecer

(De Chatarra de niño muerto, 2008)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

amén.




y para cuándo libro nuevo?


beso beso beso
erosiva

francisco javier casado dijo...

necesitaría mecenazgo, tiempo muerto y recuperar el ímpetu adolescente. hasta entonces, viviré de las rentas de mis best-sellers. ja. abrazotes erosionados