aquella carta no contaba la historia de un dolor de muelas sino que alimentaba al bicho que trabajaba perforando el costado de la locuraen la extracción del hueso se desarrolló una hemorragia curva
el orín corroe la piel de la lucidez
la savia de la despedida desvanece los últimos instantes de luz
no había cuaderno al alcance para trepar por la pared cónica circular de aquel pozo enjambre de coágulos de sangre
cuántas veces nos hemos despedido oliendo a marisma descompuesta en los albores del sueño
cuántas veces nos hemos despertado a orilla de la plenitud
(Eladio Orta: Vacío tácito.
Puerta del Mar, 2007)
Puerta del Mar, 2007)

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