Cuando Bowie salió de bolos con Pierrot in Turquoise, a finales de 1967, todos estos ángulos de su personalidad -el seductor voraz, el artista serio, el ligón andrógino- entraron en conflicto. Él y Lindsay Kemp se habían convertido en amantes. Aquel mismo mes, Bowie inició una relación con la escenógrafa de la compañía, Natasha Kornilof. Una gris mañana de enero, en Moresby, Cumbria, Kemp, perdidamente enamorado, se cortó las venas. Aquella noche se le saltaron los puntos estando en escena, y su traje blanco se empapó de sangre. Al verlo, Bowie derramó tantas lágrimas que éstas deshicieron su careta de cartón. El público, pensando que aquello formaba parte de su interpretación del personaje "Cloud", aplaudió ruidosamente. Esto empujó a Bowie y a Kemp a nuevos transportes de angustia y remordimiento. Cayó el telón sobre los dos actores abrazados, fundidos en un beso apasionado, mientras un tercer miembro del reparto trazaba un corazón en el aire, por encima de sus cabezas. Aquella misma noche, Natasha Kornilof ingirió una botella de aspirinas.
(Christofer Sandford: Bowie: Loving the Alien, 2005)
6 comentarios:
Fascinante. Esa escena demuestra que la vida es más teatral que cualquier obra de teatro cuando uno es capaz de escribir el guión y copnstruirse un personaje a la medidad de su alma.
Lástima de Bowies y Kemps venidos a menos...
Primero: Bowie es Dios! Con sus altibajos y contradicciones, pero Dios.
Por otro lado, es verdad el tópico de que la vida supera la ficción. No hay más que mirar el telediario: encontramos la narrativa de terror más perfecta y siniestra que nuestra fibra pueda sentir.
Ahora bien, la vida necesita narrador o poeta para ser contada. En este sentido, aunque la materia prima sea la realidad, ésta nos llega envuelta en máscara, gesto, palabra. Y el fin es epatar, mover, tocar el corazón, vender, que nos quieran... En suma, literaturizamos todo el rato. Pessoa lo explica mejor:
"El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge ser dolor
El dolor que en verdad siente."
Por último, tengo su poema en la mesilla de noche, pendiente de una relectura "con todos los sentidos" (como debe leerse la buena poesía). Ya le diré...
Si está en su mesilla de noche está en un trono. Al menos ese es el lugar de priviligio para libros en mi casa. Esperó no le cause pesadillas el evangelio de Santa Cucaracha....
Bowie era Dios, pero ya sabe, los dioses refulgen, se inmolan, y pasan luego a ser estatuas de si mismo. Eso no quita para que uno sea devoto de su evangelio, devoción que parece que ambos compartimos.
¿Supongo demasiado si en dicho Olimpo comartido participan deidades como Lou Red o Nick Cave?
La vida real, aunque parezca superar la ficción, es una vulgaridad, por eso algunos la recreamos para que pueda llamarse vida y no rutina que avanza hacia la muerte.
Hay un ángulo determinado entre luz y penumbra, llámese claroscuro, en que Cave es lo más bello que existe.
Y hay una canción de Redd, para días imperfectos, que me arrebata una lágrima perfecta.
Compartir, aunque sólo sean palabras electrónicas, canciones mentales y pensamientos-enredadera, hace que la vida sea menos mentira (incluso la vida "virtual").
(Sobre todo: "la vida virtual".)
"Un dia perfecto" hace llorar el corazón de Januman desde hace hace tantos años de días imperfectos...
Se postula, entre otras, como música para mi funeral, con eso le digo todo.
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