lunes, 25 de julio de 2011

instrucciones

Toca la valla de madera que ves en la pared
y que nunca antes habías visto.
Di «por favor» antes de abrir el cerrojo,
entra,
baja por el sendero.
La puerta principal está pintada de verde,
y tiene una aldaba,
un diablillo de bronce rojo;
no lo toques, te morderá los dedos.
Date una vuelta por la casa.
No cojas nada. No comas nada.
No obstante,
si una criatura te dice que tiene hambre, aliméntala.
Si te dice que está sucia, lávala.
Si herida te llora, siempre que puedas, alivia su dolor.
Desde el jardín trasero divisarás el bosque salvaje.
Pasarás junto a un pozo muy hondo
que lleva al reino del Invierno;
lo que hay allá en el fondo es un país distinto.

Si al llegar a este punto das media vuelta,
podrás regresar sin correr ningún peligro;
no te supondría el menor desdoro.
No voy a pensar mal de ti.

Una vez hayas atravesado el jardín
te encontrarás en el bosque.
Los árboles son viejos; ojos vigilan desde la maleza;
bajo un roble huesudo, una anciana está sentada.
Quizás te pida algo;
dáselo.
Ella te indicará el camino que lleva hasta el castillo.
En su interior hay tres princesas.
No te fíes de la más joven. Sigue caminando.
En el claro más allá del castillo,
los doce meses del año están sentados en torno al fuego,
calentando sus pies, intercambiando cuentos.
Pueden hacerte algún que otro favor, si eres amable.
Quizás puedas coger fresas en la escarcha de Diciembre.

Confía en los lobos, pero no les desveles tu destino.
Para cruzar el río toma el ferry. El patrón te llevará.
(La respuesta a su pregunta es esta:
«Si pasa el remo a su pasajero,
él será libre de abandonar el barco».
Cuando se lo digas
asegúrate de estar a una distancia prudente).

Si un águila te regala una pluma, guárdala bien.
Recuerda: los gigantes duermen profundamente;
la codicia es la perdición de las brujas;
los dragones tienen un punto débil,
en alguna parte, siempre;
los corazones pueden estar muy bien escondidos
y tú los delatas con la lengua.

No tengas celos de tu hermana.
Debes saber que soltar rosas y diamantes por la boca
no es menos molesto que echar sapos y culebras:
fríos y duros, también, y cortan.

Recuerda tu nombre.
No pierdas la esperanza: encontrarás lo que buscas.
Confía en los fantasmas.
Confía en aquellos a los que has ayudado,
porque te ayudarán a su vez.
Ten fe en los sueños.
Ten fe en tu corazón y confía en tu historia.
Cuando regreses, vuelve por donde viniste.
Todo favor será correspondido; toda deuda, liquidada.
Cuida siempre tus modales.
No mires atrás.
Cabalga sobre el águila sabia (no te caerás).
Cabalga sobre el pez de plata (no te ahogarás).
Cabalga sobre el lobo gris (agárrate bien a su pelo).

Hay un gusano en el corazón de la torre;
por esa razón acabará desplomándose.

Cuando llegues a la casita donde comenzó tu viaje,
la reconocerás de inmediato, pero se te antojará
mucho más pequeña que al principio.
Sube por el sendero, cruza la puerta que da al jardín
y que nunca habías visto antes de emprender tu aventura.
Y entonces vuelve al hogar. O construye un hogar.
O descansa.

(Neil Gaiman,
traducción-perversión)

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué bonito!!!