viernes, 7 de diciembre de 2012

corona

DE mi mano come el otoño su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces, le enseñamos a andar:
el tiempo vuelve a la cáscara.

En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.

Mi ojo desciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
dormimos como vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.

Abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
¡es hora de que se sepa!
Tiempo es de que la piedra florezca,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Es tiempo de que sea tiempo.

Es el momento.

(Paul Celan: Amapola y memoria)

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