domingo, 30 de noviembre de 2008

chatarra de niño muerto


AGUJERO

Introduzco la mano en la caja de los hilos. Revuelvo ansiosamente bobinas agujereadas, punzones, cremalleras, imperdibles, alfileres, horquillas, botones rotos, broches. Me pincho. Me hago sangre. Me muerden las tijeras. Picotea en mi piel la tricotosa. Hurgo. Escarbo. Araño el metal. En el fondo del costurero encuentro, por fin, mi coronilla extasiada.

domingo, 7 de septiembre de 2008

oscuras


Introduzco el brazo en el bosque y un silencio de seres vivos trepa por él hasta mi hombro. Cuando vayas al carnicero, dile que te corte por aquí, por aquí, por aquí... Escucho un navajazo de luz que siega el trapecio. Mi lengua cae pétrea en un vaso de cristal. Quema el burbujeo de mentes en mi estómago. Esparrancado me siento sobre el nido del avestruz, entre cascarones vacíos. Aguardo a que la lava se quede quieta y fría: hablo con el muñeco resultante que dice ser mi alma. Dicta. Escribo a oscuras y muerto de sueño. El desierto llueve en esos ojos que no sé si duermen ya o estoy despierto. Soy tu pesadilla.

viernes, 11 de julio de 2008

sergio algora

La luna está ocupada

con su luna

la tierra está ocupada

con su destierro.

jueves, 10 de julio de 2008

el rey ha muerto

(el niño gusano)



Se hizo silencio, se hizo silencio
y a cada boca yo concedí un deseo.
Todos se cumplieron. Todos menos el mío.
Incluso parecía que nada podría hacerme mal.

Tan lento llegó, tan lento llegó
para decirme que no era una perdiz lo que me comí.
Y era el final del cuento.

MUÑECOS DE NIEVE VIENEN A VERME
ME DAN SU FRÍO
SE RÍEN Y GRITAN, ES EL FINAL DEL CUENTO

Pasarás la página y verás que estás preso otra vez
en el más triste final,
EN EL MÁS TRISTE FINAL DE UN CUENTO

jueves, 3 de julio de 2008

leopoldo maría panero


¡Ah! El terror de estar a solas con la nada
virgen azul única verdadera compañera
para suplicar al viento
para adorar al terror y al espanto del silencio
en donde la nada besa a la nada
y estoy solo, tembloroso
llevado de la mano por el cierzo.

domingo, 29 de junio de 2008

costumbres de los ahogados

(alfred jarry)


Hemos tenido ocasión de entablar relaciones bastantes íntimas con estos interesantes borrachos perdidos del acuatismo. Según nuestras observaciones, un ahogado no es un hombre fallecido por submersión, contra lo que tiende a acreditar la opinión común. Es un ser aparte, de hábitos especiales y que se adaptaría a las mil maravillas a su medio si se lo dejase residir un tiempo razonable. Es notable que se conserven mejor en el agua que expuestos al aire. Sus costumbres son extrañas y, aunque ellos gustan desempeñarse en el mismo elemento que los peces, son diametralmente opuestas a la de éstos, si se permite expresarnos así. En efecto, mientras los peces, como es sabido, navegan remontando la corriente, es decir en el sentido que exige más de sus energías, las víctimas de la funesta pasión del acuatismo se abandonan a la corriente del agua como si hubieran perdido toda energía, en una perezosa indolencia. Su actividad sólo se manifiesta por medio de movimientos de cabeza, reverencias, zalemas, medias vueltas y otros gestos corteses que dirigen con afecto a los hombres terrestres. En nuestra opinión, estas demostraciones no tienen ningún alcance sociológico: sólo hay que ver en ellas las convulsiones inconscientes de un borracho o el juego de un animal.

El ahogado señala su presencia, como la anguila, por la aparición de burbujas en la superficie del agua. Se los captura con arpones, lo mismo que a las anguilas; el uso de garlitos o líneas de fondo resulta a este efecto menos provechoso.

En cuanto a las burbujas, se puede caer en el error por la gesticulación desconsiderada de un simple ser humano que sólo se halla en el estado de ahogado provisorio. En este caso, el ser humano no es en extremo peligroso y en todo comparable como lo hemos dicho más arriba, a un borracho perdido. La filantropía y la prudencia exigen distinguir dos fases en su salvamento: 1) la exhortación a la calma; 2) el salvamento propiamente dicho. La primera operación, imprescindible, se efectúa muy bien por medio de un arma de fuego, pero hay que estar familiarizado con las leyes de la refracción; en la mayoría de los casos, basta con un golpe de remo. Sólo queda -segunda fase- capturar al objeto por el mismo método que a un ahogado ordinario.

Es raro que los ahogados se desplacen formando bancos, a la manera de los peces. De ello se puede inferir que sus ciencias sociales son aún embrionarias, a menos que se juzgue más simple suponer que su combatividad y valor guerrero es inferior al de los peces. Es por ello que éstos se comen a aquellos.

Estamos en condición de probar que hay un solo punto en común entre los ahogados y los demás animales acuáticos; desovan como los peces, aunque sus órganos reproductores, para el observador superficial, parezcan conformados como los de los humanos. Desovan, a pesar de esta grave objeción: ninguna ordenanza de la prefectura protege su reproducción por la veda momentánea de su pesca.

Corrientemente, un ahogado se vende a 25 francos en el mercado de la mayoría de los departamentos, constituyendo una fructífera y honesta fuente de recursos para la población ribereña. Sería pues de interés patriótico fomentar su reproducción; de lo contrario, a falta de esa medida, sería grave la tentación, para el ciudadano ribereño y pobre, de fabricar ahogados artificiales, igualmente merecedores de la prima, por medio del maquillaje por vía húmeda de otros ciudadanos vivos.

El ahogado macho, en la estación del desove, que dura casi todo el año, se pasea en su desovadora, descendiendo como de costumbre la corriente, la cabeza hacia adelante, la cintura levantada, las manos, los órganos de desove y los pies meneándose sobre el agua. Permanece de buen grado balanceándose entre las hierbas. Su hembra también desciende la corriente, con la cabeza y las piernas volcadas hacia atrás y el vientre al aire.

Así es la vida.

sábado, 28 de junio de 2008

lapidaria


Lo más bello que han provocado en mí es hacer que me sienta, con un verso sin sentido, animal misterioso.

Recita casi la Niña Anacronismo con los pies hundidos en la arena plateada.

He pasado la noche en vela, responde Hórror Vacui; fractura de sueño. Aún tengo los ojos llenos de lágrimas de Moisés.

La selva de la conciencia bulle con ansia de nada. Un borbotón secreto presiona los ángulos de la Luna. En su parpadeo hay un brillo especial de seres invisibles
(enviando señales de espejo desde otro mundo

Lo que más me gusta es tu libro de piedras: las clasificas, las nombras, describes sus propiedades mágicas y dementes propietarios; pintas el significante, las chocas, tocas la estrella, tallas el órgano mineral
(hundes en magma la lengua

La Niña Anacronismo alza un guijarro al cielo y descalabra a Hórror Vacui.

Un hilo de sangre brota de su frente y va tejiendo una cuna de hojas y ramas y río abajo duerme
(duerme bebé buscando la teta de la loba

Lo más bello me lo has dado tú, sintiendo a zarpazo vivo mi instinto de alimaña agónica.

Confiesa la Niña y esconde la piedra.

royal college of surgeons

careta manchada de sombra me duele el animal los pies en la tierra la cabeza en las ramas maldición del alma el don de la ebriedad insecto para mis adentros dolores de crecimiento te doy mi esternón
todo tuyo