viernes, 25 de septiembre de 2009

caja de cambios


Ovillo mi cuerpo dentro de la caja con iconos fuego, fuga nuclear y niño partido en dos. Paro el reloj de sol; lo pongo en hora. Vuelvo a pararlo. Fuera graniza. Calculo el agujero perfecto. La ventisca entre las tejas ocres. Rumor de quirófano. El beso momia. Mamífero sombra sigilosamente polen en alta mar

Doy por fin con el momento: equinoccio de verano jueves cisne negro último crepúsculo sobre el desierto de Sonora. Me brinda una pistola. Aguardo a que la lengua se descongele en el altar de piedra y articule las palabras exactas: soy esclavo de mis manos

(saltan todas las alarmas

martes, 15 de septiembre de 2009

el último poema (12): francesca woodman


Desde que, con 13 años, Francesca Woodman decide inmortalizarse con una pequeña cámara Rolleiflex, hasta la fotografía mental de su muerte, hay desnudez surrealista, piel, desgarradura esquelética, cuerpos en el espejo, sensualidad fantasmal, búsqueda, misterio...; esto es: toda una inspirada-inspiradora poética de magia encarnada-descarnada en blanco y negro.




Dice en su diario adolescente: Esta noche no estoy contenta. Pienso y hablo a menudo sobre mi detestable tendencia al romanticismo. Creo que el esfuerzo de deshacerme de esta actitud en mi trabajo ha tenido un extraño efecto en mi vida... La fotografía es también una manera de conectar con la vida. Hago fotos de la realidad filtradas a través de mi mente.

Esta fuga del romanticismo es ardua para la joven artista estadounidense (tanto que le cuesta la vida). Se expresa a través del cuerpo -a menudo el suyo-, o partes del cuerpo. Despoja la imagen de color, ornamentos, detalles significativos, sentimentalismo. El escenario es un espacio incierto y austero: una pared deteriorada, un dormitorio cochambroso, un tablado. En este lugar se desnuda la piel, se vislumbra a través de un desgarrón en la ropa, ensombrece, brilla, se enfrenta al espejo...; pero siempre nos habla la piel en libertad, con una desnudez que parece querer desnudarse aún más. Hasta helarnos el alma. No hay desesperación o melodrama en su objetivo. No hay un significado evidente. Hay sugerencia, duda, experimentación. Arte.


Francesca pone en su muerte todo ese sedimento romántico que ha ido filtrando de sus fotografías y, en enero de 1981, se lanza al vacío desde una ventana de Manhattan. No ha cumplido los 23 años. Se lleva al país de los sueños el enigma de títulos tan turbadores como: 'Y se me había olvidado cómo se lee música' o 'Y un día más desperté sola en estas sillas blancas'.




lunes, 7 de septiembre de 2009

el último poema (11): teresa wilms montt


Hay en mi alma un pozo muerto, donde no se refleja el sol, y del que huyen los pájaros con terrores de virgen ante un misterio de cadáveres.

En 1921, Teresa Wilms Montt, poeta chilena, cae enferma de dolor en París. Se encierra en una habitación de la 'avenue' Montaigne y espera a que la muerte se lleve su pobre alma. Apenas come, fuma sin parar y se atiborra de medicamentos hasta que, en diciembre, ingiere una fuerte dosis de veronal y su vida se consume.

Esta resolución radical responde, claro, a la voluntad íntima y última de la persona; pero también, por supuesto, a la sociedad ultramachista que le toca vivir, en donde el talento es cosa de hombres, el molde del 'eterno femenino' es trampa perfecta y arrancarse la vida es la única explosión de libertad que se puede permitir una mujer.

Mi alma es un palacio de piedra, donde habitan los ausentes, trayéndome la sombra de sus cuerpos para alivio y compañía de mi vida.

Mi alma es un campo desbastado donde el rayo quemó hasta las raíces, y donde no puede florecer ni el cardo.

Mi alma es una huérfana loca, que anda de tumba en tumba buscando el amor de los muertos.

Mi alma es una flecha de oro perdida en un charco de fango.

Mi alma, mi pobre alma, es una ciega que marcha a tientas sin apoyo y sin guía.

Anarquista, sindicalista, feminista, masona; casada a los 17 con un marido violento y alcohólico con quien tiene dos hijas y a quien engaña con un amante...; su vida, desde su juventud chilena, parece una protesta encarnizada contra su familia y los valores de la alta sociedad burguesa que ésta representa. Un 'Tribunal Familiar' castiga su rebeldía recluyéndola en un convento -¡esto ocurre en el siglo XX!-, donde hará su primer intento de suicidio.

Ayudada por Vicente Huidobro, Teresa escapa del convento. A partir de entonces viaja por el mundo (Buenos Aires, Nueva York, Madrid, Sevilla, París...); intenta trabajar de voluntaria para la Cruz Roja en la Primera Guerra Mundial, pero es arrestada por ser confundida con una espía nazi; frecuenta tertulias, antros y otros círculos literarios impregnándose de las vanguardias; convive con intelectuales (Valle-Inclán, Gómez de la Serna...); escribe artículos, memorias y libros de poemas…

Finalmente, tras un fugaz y doloroso reencuentro con sus hijas, se hunde en una profunda depresión y sus huesos terminan encajonados en la fatídica habitación de París. Tiene 28 años. Antes de morir confiesa a su diario:

Me siento mal físicamente. Nunca he tributado a mi cuerpo el honor de tomar su vida en serio, por consiguiente no he de lamentar el que ella me abandone. Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido. Morir, después de haber sentido y no ser nada...

martes, 1 de septiembre de 2009

migraña con aura


Si pudiera tocar la pureza
sin tocar la pureza

sacar de la chistera
una cabeza nueva

bendecir los pensamientos
de un ateo moribundo

si pudiera ser feroz
en la blindada transparencia
del palacio de los espejos

todo lo que imaginas en formol
ningún sustantivo más abstracto
que cielo y tierra bajo tu lengua

si la fiebre conjugara
la persona del verbo

si mi herida sangrara invertida
y mis sueños reventasen
las carótidas del tiempo

si tachando el siguiente verso
éste borrase el anterior
(y quedara menos que silencio)

si pudiera apagar
la palabra palabra
y dormir la mona cenicienta

si pudiera dejar de desear
este poema con migraña con aura

pero el daño está hecho

y cuanto más me alejo
del centro del laberinto
más siento
el ojo de la espiral.