viernes, 31 de diciembre de 2010

ein traum

Lo sabían los tres.
Ella era la compañera de Kafka.
Kafka la había soñado.
Lo sabían los tres.
El era el amigo de Kafka.
Kafka lo había soñado.
Lo sabían los tres.
La mujer le dijo al amigo:
Quiero que esta noche me quieras.
Lo sabían los tres.
El hombre le contestó: Si pecamos,
Kafka dejará de soñarnos.
Uno lo supo.
No había nadie más en la tierra.
Kafka dijo:
Ahora que se fueron los dos, he quedado solo.
Dejaré de soñarme.

(Jorge Luis Borges)

sábado, 25 de diciembre de 2010

el último poema (25): escribir

Cuando era joven, escribía para llegar a ser. Hoy, cerca de la muerte, escribo para no ser. Mi meta es la inexistencia. Cada párrafo es un logro más en la búsqueda de la negrura a la que aspiro. Y el último párrafo, ese que quedará para siempre inconcluso, será también mi último triunfo, la definitiva ausencia de mí mismo.

(David Lagmanovich)

sábado, 18 de diciembre de 2010

mierda con sopas

Hay una fila india
de personas en pie clavadas
aliento con aliento con aliento
alma con asma
una cola kilométrica
para llegar al lugar
en donde reparten mierda
y pagan por estar
como estacas en hilera
y saben que la mierda
tampoco es gratis
pero no les importa todas
quieren su cucharada de mierda
porque tantas moscas
en procesión tan civilizada
en absoluto pueden estar equivocadas
y aunque algunas inconscientes
a empellones intentan colarse
su humana ambición es perdonada
e invitadas son de forma amable
a la reflexión y a amoldarse
y así entre pupa y chichón
sin duda la espera merece la pena
pues la promesa de tan deliciosa caca
tal ansia voraz despierta
que ya piensan en repetir entre babas
y las alas mutiladas y las arcadas
y la tasa mínima por sangrar
son menudencias
que lágrima lógica no hallan
en esta fila indígena real espléndida
en esta bendita cola
donde encadenados aguardamos
nuestra ración de mierda
mierda con sopas.

martes, 30 de noviembre de 2010

la punta de la madeja

Cuando ella descubrió su primera cana quiso arrancarla de un tirón, pero como el odioso pelo blanco se prolongaba, jaló y jaló, mientras su cuerpo se destejía, hasta que sólo quedó una niña llorando asustada.

(Gustavo Masso)

viernes, 26 de noviembre de 2010

canto de los muertos en vano

Sentaos y negociad
a placer, viejos zorros plateados.
Os esconderemos en un espléndido palacio
con vino, comida, buenas camas y hoguera
siempre que negociéis y renegociéis
las vidas de nuestros hijos y de los vuestros.
Que toda la sabiduría del universo
converja para bendecir vuestras mentes
y os guíe en el laberinto.
Mas fuera, en el frío, os esperamos,
el ejército de quienes morimos en vano,
nosotros, los del Marne y de Montecassino,
los de Treblinka, Dresde e Hiroshima:
y nos acompañan
los leprosos y tracomatosos,
los desaparecidos de Buenos Aires,
los muertos de Camboya y los moribundos de Etiopía,
los comerciantes de Praga,
los desangrados de Calcuta,
los inocentes masacrados en Bolonia.
Pobres de vosotros si al salir no estáis de acuerdo:
seréis estrujados en nuestro abrazo.
Somos invencibles porque somos los vencidos.
Invulnerables por caídos:
nosotros nos reímos de vuestros misiles.
Sentaos y negociad
hasta que se os seque la lengua:
si sobrevivís al daño y la vergüenza
os hundiremos en nuestra putrefacción.

(Primo Levi, 14 gennaio 1985)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

el último poema (24): alegría de pizarnik


Algo caía en el silencio. Un sonido de mi cuerpo. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

(Alejandra Pizarnik:Textos de Sombra y últimos poemas,
póstumo tras ese 25 de septiembre de 1972,
a los 36, con cincuenta pastillas del sueño).

¡no!


¡Morir!... ¿Dormir?... ¡No!
No quiero que la muerte sea un sueño.
Del sueño se despierta.
Que no entre más el Viento sigiloso
por las narices de mi arcilla, a besarme otra vez.
Los ojos cerrados para siempre.
Quiero un sueño sin sueños... Nada.

(León Felipe)

sábado, 20 de noviembre de 2010

el último poema (23): storni


esternón
es una palabra dura como un hueso
esternón suena a epitafio
el estornino es un pájaro
creo
y a Alfonsina
sus huesos no la querían

anatomía de un epitafio
dos puntos
todo cuanto he escrito
últimamente
son epitafios
estoy armando un esqueleto
es un buen verso para empezar
luego encajas los órganos internos
la carcasa doble del cuerpo
en carne viva
y otra vez te sobra una pieza
y siempre es últimamente

todo cuanto he construido
son puentes de huesos
para huir de mi esternón
una huida hacia la noche en la noche
a cara de noche
sin hacer prisioneros
perdiendo en el intento
la sal de la tierra
los tornillos en el mar

esternón
es una palabra dura
como el galápago corazón
Alfonsina no tenía
esternón
y aunque el buzón le escupía
todas sus cartas de despedida
todo lo que puedo escribirle esta noche
antes de que la melancolía
gota a gota acabe de abrir mi frente
es esternón y huida

y usó tantas identidades secretas
que olvidó el secreto de sus huesos de pájaro
todo
últimamente me vuela
es que todo
me suena
a epitafio a hueso a secreto

todo cuanto buscó fue el calor de los otros
que son el infierno verdadero.

domingo, 14 de noviembre de 2010

creo que todo el mundo debería despertarse


Creo que todo el mundo debería despertarse
oyendo Starman de David Bowie
salir a la calle con Make your own kind of music
trabajar con The Wall llorar con Gloomy Sunday
creer en Dios con Like a Rolling Stone
tomar drogas con Lust for life
follar con la ventana abierta
y con King Crimson lloviendo sobre la cara
matar con Parálisis Permanente o Lou Reed
y escuchar música con los oídos

(Alejandro Robles)

lunes, 8 de noviembre de 2010

a circe


¡Circe, diosa venerable! He seguido puntualmente tus avisos. Mas no me hice amarrar al mástil cuando divisamos la isla de las sirenas, porque iba resuelto a perderme. En medio del mar silencioso estaba la pradera fatal. Parecía un cargamento de violetas errante por las aguas.

¡Circe, noble diosa de los hermosos cabellos! Mi destino es cruel. Como iba resuelto a perderme, las sirenas no cantaron para mí.

(Julio Torri: Ensayos y poemas. 1917)

el mal actor de sus emociones


Y llegó a la montaña donde moraba el anciano. Sus pies estaban ensangrentados de los guijarros del camino, y empañado el fulgor de sus ojos por el desaliento y el cansancio.

—Señor, siete años ha que vine a pedirte consejo. Los varones de los más remotos países alababan tu santidad y tu sabiduría. Lleno de fe escuché tus palabras: «Oye tu propio corazón, y el amor que tengas a tus hermanos no lo celes.» Y desde entonces no encubría mis pasiones a los hombres. Mi corazón fue para ellos como guija en agua clara. Mas la gracia de Dios no descendió sobre mí. Las muestras de amor que hice a mis hermanos las tuvieron por fingimiento. Y he aquí que la soledad obscureció mi camino.

El ermitaño le besó tres veces en la frente; una leve sonrisa alumbró su semblante, y dijo:

—Encubre a tus hermanos el amor que les tengas y disimula tus pasiones ante los hombres, porque eres, hijo mío, un mal actor de tus emociones.

(Julio Torri: Ensayos y poemas. 1917)

sábado, 30 de octubre de 2010

fragmento de conversación


Salí a pasear para despejarme,
para descubrir
que lo que me reconcome
no se plantearía ni mirarme,
que he gastado demasiado tiempo en educación
y ahora todo parece tan lejano...

Soy un pensador, no un charlatán
(de cualquier manera,
tampoco tengo a nadie con quien hablar).

No puedo ver el camino
por la lluvia en mis ojos.

Vivo sobre la tienda de ultramarinos
propiedad de un austríaco.
Él a menudo me invita a algo
y bromea sobre su inglés pobre.
Trata de ser mi amigo;
pero a causa de todos mis años
de lecturas comentadas,
me quedo allí plantado
sin decir una palabra.

No puedo ver el puente
por la lluvia en mis ojos.

Y el mundo está lleno de vida;
lleno de gente que no me conoce.
Y caminan en parejas, en tríos o más,
mientras la luz que llega
desde la tienda de ultramarinos
escruta grosera mi cara.
Y el sentido último de mis ensayos
es estar por el suelo desordenados.
Y mis manos tiemblan, me duele la cabeza,
la voz se me pega a la garganta.

Soy mudo e invisible.

Y nadie va a recordarme.

Y no puedo ver el agua
a través de las lágrimas.

(David Bowie,
traducción-perversión)

domingo, 24 de octubre de 2010

credo


Procura estar poseído por una ingenua santidad de espíritu.

Eres un genio, siempre.

Autor-realizador del cine terrestre financiado por los ángeles del Paraíso.

Describe las inenarrables visiones del ser.

No te emborraches nunca fuera de casa.

Lo que sientas encontrará por sí solo su estilo.

Dedica más tiempo a la poesía, pero sólo a lo que es en esencia.

Cree en las santas apariencias de la vida.

Traduce constantemente la historia real del mundo a monólogo interior.

Sé, como Proust, un fanático del tiempo.

Escribe para que todo el mundo sepa cómo piensas.

No pienses con palabras, sino con imágenes.

Escribe para ti mismo, recogido, asombrado.

Dirígete desde el centro a la orilla, nada en el mar del lenguaje.

Descubre el raudal todavía inédito que hay en tu espíritu.

Enamórate de tu existencia.

Libretas secretas garabateadas y páginas frenéticas mecanografiadas para tu exclusivo placer.

Acoge todo signo, ábrete, escucha.

Respira, respira tan fuerte como puedas.

Equilibra tus complejos literarios, gramaticales y sintácticos.

Vive tu memoria y asómbrate.

Acepta perderlo todo.


(Jack Kerouac,
de Credo y Técnica de la prosa moderna)

domingo, 17 de octubre de 2010

hormigas en la cama


Por mi tacto arrasado vaga
la marabunta en espiral
de todas las caricias despellejadas
en un pestañear tu huella deja de latir
colibrí arropado por la macabra manta
de hambre de ceguera de cadáveres
es tarde ya para madrugar
y la noche no te perdona
fiel señora abandonada
por un pedazo de carne cruda
con la sonrisa torcida bajo el sol
me siento y el hormigueo es un hecho
al filo de la cama buscando
la compasión de unos pies fríos
inquietos en el calambre
es tarde ya para perdonar
y la madrugada va cerrándose
en la piel y ante las extrañas palmas
de tus manos hoy desierto
la oscura larva teje una mortaja
tu cuerpo de nuevo se tumba
tu sombra sin embargo un día más se levanta
rumor de separar cuaderno y página
recorta los flecos que le sobran
plancha su triste silueta
reza al goteo lento de café y la veloz vía láctea
a golpe de mandíbula arranca
del vacío dulzón media caricia
y legionaria emprende la marcha
hacia el centro de la mina.

lunes, 4 de octubre de 2010

mecanografía


Mis manos dejaron de obedecerme. Tocaron en el piano conciertos desconocidos, se humedecieron con los tiernos jugos de vírgenes azoradas, cocinaron bebitos, robaron amuletos, arrancaron murciélagos de sus alas. Tomaron un bisturí y con virtuosismo de director de orquesta dibujaron extravagantes mapas en carnes ajenas. Mis manos dejaron de obedecerme. Ahora oprimen las teclas de mi máquina: son ellas quienes escriben este cuento.

(Ricardo Bernal)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

de entre todas las cosas


De entre todas las cosas
amo las desgastadas,
las que el tiempo decora con cambios y con pérdidas.
El tiempo las corrige, las dispone para su verdadero cometido,
las detiene invisibles de tanto ser miradas
y después la belleza
se posa sordamente
igual que una campana tañendo bajo el mar.
La belleza que había
en la mano y la tierra
se adhiere, se convoca sobre la superficie
o el color.
La ceniza que el tiempo esparce sin cesar
nieva en las cosas
y las deja habitadas de omisiones y tactos,
las convierte en extraños espejos,
y bajo el aspecto de collar o cuchara
nos miramos en ellos
como somos y fuimos.
Por eso amo el cuchillo que obedeció a la mano
que hoy cuenta su madera
(el uso lo ha cubierto como una cicatriz de suavidad).

De entre todas las cosas amo las desgastadas
porque son una cita entre muchos y yo:
bebiendo de una copa se están besando labios
y voces por venir,
al coger un martillo estrechas viejas manos.

También a mí el tiempo invisible me empuña
para clavar un verbo o partir la alegría,
talla delgadas muescas en mi cara
y poco a poco me encorvará su fuerza.
No pido para entonces la belleza:
sólo estar gastado de pasión,
ceñido de armonía.

(José María Parreño)

domingo, 5 de septiembre de 2010

se insinúa la noche


Se insinúa la noche. Aún hay luz, pero transpira oscuridad. La claridad se enfanga en las cosas: irrita a los tejados, tropieza en las grúas –bocas de una sola mandíbula–, balbucea en la cánula escamosa de los árboles. Los coches tosen, y la luz se aloja en sus expectoraciones. La luz es, de pronto, el cuello en harapos, los dedos reunidos en un solo dedo, el sexo lejano, no obstante estar aquí, al alcance de mi desesperación, sepultado bajo pliegues sucesivos de la materia. Sé que anochece porque, exentos de brillos, distingo mejor los trazos del lápiz en la página. La noche es otro sol. Las sombras protuberan. Mi sombra me sustituye.

(Eduardo Moga: Bajo la piel, los días.
Calambur, Madrid, 2010)

sábado, 4 de septiembre de 2010

elogio de la sombra


La vejez (tal es el nombre que los otros le dan)
puede ser el tiempo de nuestra dicha.
El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma.
Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla.
Buenos Aires,
que antes se desgarraba en arrabales
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
las borrosas calles del Once
y las precarias casas viejas
que aún llamamos el Sur.
Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito.
Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad.
Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros.
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro.
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.

(Jorge Luis Borges)

martes, 31 de agosto de 2010

el último poema (22): el suicida


No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.

(Jorge Luis Borges)

miércoles, 25 de agosto de 2010

príncipe de la noche


Prícipe de la noche, del doble, de la glándula
de estrellas,
de la sede de la Muerte,
de la columna inútil,
de la pregunta suprema.

Príncipe de la corona rota
del reino dividido, de la mano de madera.

Príncipe petrificado vestido de pantera.
Príncipe perdido.

(Henri Michaux)

lunes, 23 de agosto de 2010

eros


En el principio sólo existían el Caos y la Noche, el oscuro Érebo y el profundo Tártaro; la Tierra, el Aire y el Cielo no habían nacido todavía; al fin, la Noche de negras alas puso en el seno infinito del Érebo un huevo sin germen, del cual, tras el proceso de largos siglos, nació el apetecido Eros con alas de oro resplandeciente, y rápido como el torbellino.

(Aristófanes, Las aves)

miércoles, 18 de agosto de 2010

hamlet do carmo


ser
o no ser
perverso querubín perverso
jugando a
ser o no
ser

sábado, 14 de agosto de 2010

yo


Cuando digo Yo apenas me refiero a mí mismo sino a cualquiera que se ajuste a la forma en que está conjugado el verbo en primera persona.

(José de Almada Negreiros)

jueves, 29 de julio de 2010

agujeros morados


Agujeros morados
llenan de pozos rosas el campo interminable.

Bajo la luz de Marte, bajo la luz de Sirio,
ella moja sus piernas en la lluvia caída
mientras los blancos arcos se alejan como ovejas
en un claustro infinito que se apaga y se enciende.

La soledad del cielo se comprende en la cruz.

Palabras de cristal forman castillos
sobre el dorado libro de páginas quemadas.

Debajo de la frente aparecen los ojos.

(Juan-Eduardo Cirlot)

jueves, 22 de julio de 2010

cine mágico


Pongo «cigarrillo».
Me acerco a vosotros
con la palabra escrita
y me hago dar fuego «de verdad».

Vosotros
me dais un pañuelo y he aquí
que el pañuelo inexplicablemente
os desaparece de las manos
para encontrarse escrito en este
papel.

Enseguida
pongo «silla», y hete
aquí que tenéis en las manos
una silla verdadera.

Finalmente
yo entro en el poema,
y aquí me tenéis «proyectado»
todo entero.

(Joan Brossa)

martes, 20 de julio de 2010

IX


¿Quién fui yo? Le pregunto al camarero
¿Quién es esa sombra que finge escribir?
Soy un hombre que odia el sueño
Y que sornríe ante el desastre
Y habla con una puta sobre el papel
«Y el Universo no devuelve mi figura»
El Hombre mira al Universo
Pero el Universo no le mira a él
Oh canción para nada
Oh canción para la sombra
Porque estoy de rodillas ante el verso
y el sol escupe en mis ojos.

(Leopoldo María Panero: Reflexión, 2010)

sábado, 17 de julio de 2010

yo


Yo a borbotones
yo todo el rato
yo dos por uno
yo sin ton ni son
yo de soslayo
yo sin perspectiva
yo en desbandada
yo a bocajarro
yo qué palabra tan corta
para tanto desastre

(Sergio R. Franco: El espanto, modo de empleo)

miércoles, 14 de julio de 2010

sueño


Estallará la isla del recuerdo
La vida será sólo un acto de candor
Prisión
para los días sin retorno
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos del alma

(Alejandra Pizarnik)

jueves, 8 de julio de 2010

noticia 141


21 de agosto de 2009. Izvestia

Objetos perdidos


Habiendo transcurrido el plazo máximo de depósito establecido por la ley y con arreglo a las ordenanzas vigentes, se anuncia que, si sus legítimos propietarios no reclaman su devolución antes del próximo 25 de agosto, la Oficina de Objetos Perdidos de Moscú procederá a destruir los siguientes objetos almacenados en estos locales:

—Unas botas de siete leguas.
—Una flauta fabricada en Hamelín.
—Un capote petersburgués de 1834.
—Unos zapatitos rojos de origen danés.
—Una cornucopia.
—Una lámpara maravillosa.
—Una alfombra voladora.
—El Santo Grial.
—El vellocino de oro.
—La gallina de los huevos de oro.
—El traje nuevo del emperador.
—Las minas del rey Salomón.
—Una hoz y un martillo.
—Una aceituna verde.
—El molde del universo.

(Santiago Alba Rico: Noticias)

lunes, 5 de julio de 2010

el lamento del vampiro


Vosotros, todos vosotros, toda
esa carne que en la calle
se apila, sois
para mí alimento,
todos esos ojos
cubiertos de legañas, como de quien no acaba
jamás de despertar, como
mirando sin ver o bien sólo por sed
de la absurda sanción de otra mirada,
todos vosotros
sois para mí alimento, y el espanto
profundo de tener como espejo
único esos ojos de vidrio, esa niebla
en que se cruzan los muertos, ese
es el precio que pago por mis alimentos.

(Leopoldo María Panero)

miércoles, 30 de junio de 2010

el último poema (21): el sueño de takuan soho


El decimoprimer día del decimosegundo mes de 1645, a la edad de 73 años, Takuan Soho, artesano zen, decide morir. Piensa que es suficiente, que la nieve se funde en riachuelos subterráneos mientras la piel florece en la naciente ladera; que ya es tarde para seguir levantado y la hora, por intempestiva, es la exacta.

La vida de Takuan, al igual que su muerte, es un acto poético. De personalidad extraordinaria, fue erudito, pintor y poeta; gran preparador del té, agricultor, inventor de flores y palabras, virtuoso de la esgrima y la caligrafía. Maestro de nadie, admirado y respetado por todos. A los 37 años, se le nombró monje supremo del templo Daitokuji de Kioto. Takuan, que detestaba el poder y la autoridad, abandonó el cargo a los tres días para dedicarse a viajar. Rechazó cuantos títulos honorarios se le ofrecieron e incluso declinó entrar al servicio del shogun. Una vez lo desobedeció y fue desterrado a unas montañas lejanas. Cuando, levantado el castigo, se ordenó que volviera a la ciudad, Takuan replicó que prefería las montañas a la mugrienta y atestada Edo.

Y en las montañas quiere que lo entierren. En un lugar apartado, perdido, sin florituras ni ceremonias, como quien se desprende de la tercera cana un frío día de invierno. Así se lo comunica a sus allegados. Éstos, consternados, intentan disuadir a Takuan de su fatal resolución. Imposible. El sabio ha llamado ya a la sombra hambrienta, que ahora está soplando sobre su ajada frente. Los seguidores le ruegan, al menos, un último poema de despedida. Takuan con dificultad toma el pincel, perfila lento en una hoja el kanji de «yume», que significa «sueño», y muere.

viernes, 18 de junio de 2010

penélope o la máquina de estilo para cartas de amor


Ordeno el deseo
doblo y apilo los sentimientos en montones
por estaciones y colores
cuelgo en perchas cuanto no poseo
guardo en el armario
las mantas con la santa mancha
de tu cuerpo a la deriva
el hambre canina de invierno
la sed menstrual en fila con los sombreros
despego trozos de piel del fondo de la nevera
me dejo las uñas frotando
el sudor animal radicado
en las paredes del horno dormitorio
mojo guío adecento las enredaderas
que desesperadas
se han abrazado a tus barbas
separo las flores heridas a cuchillo
relamo tus gemidos
tejo mis senos tempestuosos
bordo en tu ávida lengua
una placenta de pálidos hilachos
despejo las cortinas de pájaros
que en la estampida dejan
sus nidos estampados
y eclosiona de cada huevo
una ligera idea de aleteo
ventilo la sellada quemazón del instinto
barro la ansiedad arremolinada
en los rincones más angostos del alma
limpio los feos espejos
lustro la belleza opaca de las estatuas
que arrebatadas traslucen en primavera
enciendo en el patio una hoguera
de libros y otros objetos inflamables
que crepitan tu nombre hasta que se consumen
entre los rescoldos crece un limón
extraña fruta la exprimo
sobre mis sentidos
y al fin me siento
exhausta a descansar
miro a mi alrededor
las agujas dormidas en el agujero
los ovillos desovillados con los ovillos
la casa ya sosegada
y el deseo todo está en su sitio
ordenado a la perfección y listo
para llorar en silencio
mientras la ausencia entera de tus ojos
va penetrando
lentamente
en mi entraña
y escribo

viernes, 4 de junio de 2010

fuego fatuo


lo más bello de este poema
es el abismo no mecanografiado
todo el espacio en blanco
entre versos palabras letras
sutil profundidad de hiato
entre la sílaba átona
y tu voz de golpe en el vacío
entre desvelo y desvelo
sin comas ni punto final
sin título en un principio
sin la mayúscula inicial
este lento cadáver en proceso
de composición silenciosa
esta laguna de memoria
sinécdoque ensimismada
del pacífico infinito
o la nada oceánica
el sueño perfecto de la idea
donde no hay poema
donde el poeta brilla por su ausencia

viernes, 28 de mayo de 2010

con el corazón en cueros


Todos los imbéciles de la Burguesía que pronuncian continuamente las palabras: «inmoral, inmoralidad, moralidad en el arte» y otras idioteces semejantes, me llevan a pensar en Louise Villedieu, puta de a cinco francos que, un día que me acompañaba al Louvre, donde no había ido nunca, se puso roja y se cubrió la cara, mientras me tiraba constantemente de la manga y me decía, ante estatuas y cuadros inmortales, que cómo se podían exhibir públicamente semejantes indecencias.

(Charles Baudelaire)

viernes, 21 de mayo de 2010

acto comunicativo #4

Valmiki III el Lingüista baja a la mazmorra en donde se halla, cautivo de nacimiento, el salvaje sin nombre, ni palabra ni más signo que la barba de su sombra. Alumbrados por dos, tres antorchas, el monarca planta en el suelo una gran ruleta cromática, y la hace girar. Gira, gira y gira creando el espectro sombrío de los colores. A continuación, con el índice toca el ceño del bruto pronunciando un grave, seco y bárbaro «yo». Yo. Gira y gira y el sueño muerde los ojos del enmarañado ser, quien inventa el cinematógrafo para nadar entre las nubes como dragón, alimenta gusanos de seda en una caja, juega a canicas en la tierra, se llena los bolsillos de ramas y piedras, atraviesa a caballo un campo de batalla blandiendo la espada contra el atardecer, prueba la sangre, la flema, la cólera, soporta el estallido de su corazón, pisa la luna, dibuja las estrellas y las llama, estudia maneras de frenar el óxido y las hormigas, fracasa mil veces y una noche triunfa, con lupa observa manchas solares, muerde las nalgas de una venus renacentista, siente la caída de la cascada sobre el lejano oriente de su coronilla, ofrece sus papilas y pupilas en sacrificio a dioses paganos, clasifica los pájaros por su canto, decora templos antediluvianos con monos azules y manos, gira, poliniza una selva tropical, cae en espiral, derrite los polos, cae, sintetiza la luz de un poema, cae cae cae por la garganta del sueño cae
(Despierta y es el taciturno rey de un país lluvioso

sábado, 15 de mayo de 2010

música bruja


si después de todo sólo las brujas
te devolverán el gesto amable
de desollar viva a la blanca niña en aquelarre
de egos enanos
poéticos macabros decrépitos
abre
tus ojos al mal
imagina la verdad
caperuza de tinieblas
vuela esta noche con las brujas
dibuja notas musicales arañando
el corazón del diablo

si al fin las brujas
son las únicas
que saben leer con beleño en tu mente
durmiente orgía mágica
la prostituta partitura de la simiente

si después de todo desapareces
en la mirada pantera de la madrastra
más bella más bruja
más vieja más sabia que la luna
y si el espejo
ahora en tu mano esquelética refleja
el verbo nieva
y no significa nada
y nievas y nievas y nievas
sobre tu cuerpo nuevo
y la perfección
oh la perfección
virgen santa de la extraña entraña
luciferino divino del alba
sufurino el monje y marta marta
la que los montes salta
ya no es tan frágil la perfección
como el éxtasis de no sentir frío ni calor
y el infierno azar con malas artes
en un parpadeo se congela
vuela
vuela
con la música a otra parte

viernes, 7 de mayo de 2010

el último poema (20): la victoria alada de evelyn


No importa el antes ni el después. No importa quién: Evelyn McHale, por ejemplo, de 23 años; ni cuándo: primavera del 47; ni el porqué (tachado en su última nota antes de saltar): «Él está mucho mejor sin mí... Yo no podría ser una buena esposa para nadie»; ni desde dónde: mirador del Empire State Building, planta 86; ni cómo: niebla a través, contra el techo de una limusina de las Naciones Unidas aparcada en la acera. El impacto sonó igual que una explosión. Pocos minutos después, el estudiante de fotografía Robert Wiles se acercó y capturó el instante. (Clic).

El momento. Eso es lo que importa. No la verdad o la mentira. Ni Wiles, turista accidental de la inspiración. Ni la revista Life, donde fue publicada la fotografía semanas más tarde, con la leyenda melodramática exigida por el suceso. Ni Warhol, que multiplicó —cómo no— a la joven en una serie azulona titulada Suicide (Fallen Body). No importa nada. Es arte moderno. Los futuristas se equivocaban con la Victoria de Samotracia. Lo que hace a la diosa sublime, reduciendo el automóvil de carreras a chatarra (justo como McHale con la limusina), es la imagen ausente de su rostro, el cabello sin coronilla ni cuero ni sombra, la mirada invisible; sus brazos mutilados con que abarca la imaginación del espectador. La imaginación sí es moderna (y la muerte de la imaginación, posmodernidad sobre ruedas). No creo en nada, pero es mi nada.

¿Y cómo mirar a unos ojos que nos observan desde la nada? ¿Qué semblante podría completar con armonía la gloria y hermosura de ese cuerpo erguido contra el vendaval del tiempo? Aquí y ahora se te ocurre la cara de Evelyn hundida en el hierro: serena en el estruendo de la muerte. ¿Y qué brazos? Entre cristales, con guantes blancos, los puños cerrados: uno se estira creando espacio para acomodarse en el útero metálico; el otro, cerca del cuello, parece juguetear con un rosario de misterios. ¿Y las alas? Ésas que a la suicida le faltaron en el vacío, Niké se las brinda en su naufragio para el victorioso sueño de la inmortalidad estrellada. (Quid pro quo).

Escribió Rilke: «Cuando un árbol florece, la muerte florece en él tanto como la vida». Del mismo modo, hay árboles que en su caída nos enseñan a florecer; y hay extrañas flores que brotan del tronco hendido en las que intuimos la eternidad. Y la eternidad, aquí y ahora, es un momento. Y ya sólo importa que navegando has encontrado en una isla (virtual Samotracia) esta imagen en blanco y negro, y únicamente puedes pensar que es un montaje fotográfico, un truco de ilusionista, manipulación morbosa, literatura, porque eres incapaz de explicar tanta belleza en un instante de horror.

Un truco de magia. Sí. Retorcimiento trágico, manipulación, escultura. Por supuesto. Literatura. Arte. Realidad y deseo, vida y muerte. (Entremedias: un clic de poesía).

martes, 4 de mayo de 2010

la chiflada del paraguas


Aún recuerdo aquel paraguas
Que llovía por dentro.
Un paraguas que mojaba a quien lo usaba.

En los días soleados
Tú te ibas al centro.
Y la gente que pasaba te miraba.

Y fue entonces cuando me paré
A observar a la chiflada del paraguas.
Nadie terminaba de entender,
Y hubo una señora que gritó:
¡Enciérrenla!

Te escondí tras una esquina,
Cerraste aquel trasto,
Y nos fuimos sin preguntas a mi casa.

Y ahora llueve y caigo enfermo.
No salgo ni falta.
Solo veo agua caer sobre tu cara.

Y fue entonces cuando te busqué,
¿Vio usted a la chiflada del paraguas?
Nadie terminaba de entender,
Y hubo una señora que gritó:
¡Enciérrenlo!

(Julio de la Rosa)

domingo, 2 de mayo de 2010

acto comunicativo #3

Muerto de vergüenza en la banqueta de los acusados, ante un juez escorpión de aguja estilográfica, un jurado popular selecto de clubes nocturnos de lectura rápida existencialista y un auditorio lleno de, básicamente, coleccionistas de artilugios de tortura de la Inquisición, niños probeta y madres viudas negras; a duras penas defendido por un marsupial ciego en pleno trance glosolálico sin intérprete; embrollado en el lenguaje de símbolos natural de una cultura alienígena, aturdido por drogas de la verdad plomiza e innombrable, torturado hasta el olvido, turbio, la mirada perdida en el tembleque de sus manos, amedrentado, el señor Valmiki se declara a sí mismo culpable culpable culpable —piensa él dentro de su nubarrón— de dudar; porque su duda, aun inconsciente, sigue mordisqueando en el qué crimen, cómo, cuándo, dónde, y hasta ahora sólo ha llegado a engullir ciertos huesecillos cartilaginosos: pistas insípidas sobre el porqué y quién: un tal K., que según la acusación fiscal: «ha hablado mal de usted». (El público abre cierra abre cierra sus paraguas en señal de indignación y pide, gritando en el cielo, la pena máxima

domingo, 25 de abril de 2010

cadenas


Esas escrituras invariables.

Siempre regreso al mismo idioma. Un cuero embrujado de animal. Inatrapable, pero presente como la vida de un antepasado. Tejido sobre el tejido, la lengua muerta del amor, fuego que me ha hecho adicto a un culto insinuante.

*

Entra mi sombra.
Trae una serpiente, un búfalo, una mujer, una casa, un muelle.
Intoxicación de cobres salvajes.
Avanza, avanza.
Droga.

Se apodera de lo que miro.
Va marcando aquí y allá, todo.
Luego huye para unirse a un animal.

Se pierde entre las hojas como un ave.

*

Memoria que sale a buscar cosas huidizas. Posesiones que pertenecen menos a su dueño que al aire. Eso que un cofre de madera quiere proteger no nació para las palabras. Sólo yo me empeño en quitárselo a los ojos.

¿Qué lengua traerá los tesoros sin tocarlos?
Al fondo un rey enfermo me ve partir.
Yo le entrego un estuche con un rubí ansioso.

*

Légamos jamás recuperados.
De repente, un roce. El universo de la piel. El hilo extraviado en el viaje.
Estoy bañado por lo que vive, por lo que muere.
Cada día es el primer día, cada noche la primera noche, y yo, yo también soy el primer habitante.

*

Desemboco donde no estoy.
Soy mi jugo, el hueso arrancado a la demencia, la rotura múltiple. Vomito salmos, cuevas, miedos.

(Rafael Cadenas)

viernes, 23 de abril de 2010

el último poema (19): epitafio romano


UNA ENVIDIABLE FORMA DE MORIR

La buena práctica adquirida
—privilegio de los tiempos guerreros—,
el eficaz manejo de la espada,
dirigir con precisión el afilado filo del puñal.
Unos instantes de dolor aturdido
y luego niebla, estertores, sangre.
Elegir lo más rápido, corazón o hígado,
o en agua caliente, con las venas abiertas, esperar el final.
Reunir en un momento, deslumbrante relámpago,
la fuerza del hierro cortando,
la mirada ciega de sudor y llanto,
y ese sueño, jamás creído y por eso digno,
de los dioses, recibiendo amables,
desnudos y dorados en su imperio imposible,
la hoja de frío metal, la bocanada caliente de la sangre.

(Juan Luis Panero)

viernes, 16 de abril de 2010

hemolinfa


Tarde ya despierto y tengo que escribir
porque arriba un niño llora a lágrima viva
un niño con el corazón encogido
que desarbolado siente la herida del bosque
creciendo en la coyuntura de los huesos
son sus piernecitas de savia y arcilla
las madreselvas trepando el costillar envuelto
en la fronda húmeda de las sábanas
sus incipientes alas
aún empapadas del pigmento pesadilla
han rajado la encía y resina baba de clorofila
gotea ahora sobre mi cuaderno.

Tarde y despierto escribo a lágrima viva
porque un niño moldea con la sed de sus manos
mi alma de ámbar musgo
un niño arborescente que balbucea a destiempo
un canto encogido en el fondo de la laguna
como fósil de luz enfermo
de antiguos dolores de crecimiento
mientras mis patitas buscan la postura
en el espacio elemental de su sueño
cuando la noche inventa un letargo frío
boreal en la amniótica selvamadre
que gotea sobre mi cerebro de mosquito.

receta de enamorados desenamorados


Separe a dos enamorados. Ponga en una olla un trozo de mantequilla del tamaño de un bebé. Cuando la mantequilla esté caliente, mate a los enamorados deshechos en lágrimas, vacíelos, y, después, póngalos a cocer juntos. Cuando hayan adquirido una bonita palidez, retírelos. Haga un caldo con harina y mantequilla, sal, pimienta, un ramito de muguete (si es temporada), tomillo y laurel. Vuelva a echar a los enamorados en la olla, con una docena de cebollitas tiernas y, quince minutos antes de servir, añada unos cuantos champiñones. Se pueden agregar unos golpes y unas cuantas heridas.

(Roland Topor: La cocina caníbal)

viernes, 9 de abril de 2010

el último poema (18): oficio de suicidas


Pocas las palabras, pequeños sus designios,
nombrando siempre realidades banales,
triviales signos, hechos consumados,
y, en el fondo, sórdida presencia de la muerte.
Oficio melancólico, contruir estas jaulas,
estas escasas lápidas del tiempo que nos pasa,
oficio de suicidas, intentar retener
la huella de la luz en sílabas de sombra.

(Juan Luis Panero)

martes, 30 de marzo de 2010

el último poema (17): dylan thomas y la pasión


El poeta galés Dylan Thomas (1914-1953) explica, en la introducción al guión cinematográfico de Veinte años creciendo, su particular teoría sobre el suicidio de Cristo:

Es el camino del Agonista, que por acogerse a una metáfora muy en boga en estos días de Semana Santa, en los cuales me ha tocado escribir este 'prólogo', podríamos también llamar el camino del Calvario, las discusiones vanales, porque es en este monte en el que, según John Done, Dios se suicidó, ya que la meta de ese recorrido era la intersección de dos líneas, el conflicto vivido entre el Espacio y el Tiempo. La crucifixión designa así doblemente (como suicidio y como objetivo) –esa cruz, esa intersección de dos líneas el camino obligatorio para el único ser libre; es decir, aquel que quiere vivir, sabiendo lo que esto significa: quien escoge vivir no se distingue de 'el que quiere perecer' (Deleuze, 'La filosofía de Nietzsche'), y quien goza no es separable de quien se duele, ni del placer de la herida. Extraña derrota, extraño triunfo, 'derrota triunfante'. Ética del suicidio y del fracaso.

Unos años más tarde, a la edad de 39, el propio Thomas, predicando la 'ética del suicidio y del fracaso', imita al libérrimo Nazareno y se entrega voluntario a sus captores, a la destrucción. Resquebrajado, mágico histrión, telúrico, delincuente, maldito, exorbitado; tras una vida de pasión y caos, el borracho no ofrece resistencia a una ronda más aun sabiendo que será la definitiva, que la pena es capital y muere crucificado en el Apocalipsis etílico. Pura liturgua cristiana: comunión entre alcohol y muerte. Su última frase:

He tomado dieciocho whiskies seguidos, creo que es un buen récord.

Cae el hombre, cae el poeta, cae el Agonista; queda en pie, 'triunfante', el erótico Tanatorio de su palabra divina: templo donde ya la muerte no tendrá dominio.

Ahora a la vista y más bien desnudo me acostaría,
acostarme, acostarme y vivir
tan tranquilo como un hueso.

lunes, 29 de marzo de 2010

el limón


Yo era el niño de aquel sueño, y me quedé muy quieto al saberme solo, al saber que aquella voz era la mía y que la oscuridad no era la muerte del sol, sino la luz oscura y encerrada entre las paredes de aquellos corredores sin ventanas. Saqué el brazo y se convirtió en un árbol.

(Dylan Thomas)

viernes, 26 de marzo de 2010

acto comunicativo #2

Tras una insolación de día nublado conjugada con la turgencia inusual pasajera de las glándulas sedientas e inventar, brillantemente, el color rojo vacui; su fugaz momento de gloria en triángulos especializados, marginales y de amor bizarro; pero el inmediato hurto de tamaño chispazo plástico por parte de un famoso vampiro-emporio de trapería íntima; y acabar rebajados ambos: el genial concepto, en catálogos primavera-otoño; y el genio conceptista, condenado a separar blancos y negros en una fábrica de arreglos florales para mítines políticos, exequias y ferias marineras; robo-idiotizado, quejumbroso del síndrome de la isla, náufrago cotidiano, intruso en su propia sombra, desvaído, olvidado casi por completo de su identidad secreta; durante el carnaval oficial de mundo feliz, el señor Valmiki resuelve disfrazarse de teléfono: antiguo de rueda, goma-espuma y leotardo, costurero del colegio, riguroso rojo vacui; y se cuelga a sí mismo. (Tu, tu, tu, t...

domingo, 21 de marzo de 2010

navidad


Al llegar a la aldea siniestra de Rubión, nevaba furiosamente, y las palabras llovían una tras otra como copos de nieve. Y había un retrato en las paredes de Papá Noel con manchas de mierda. Y la nieve era peor que la lluvia, y que la vida: y el proletariado era como una mierda que ponía en jaque al universo.

Había retratos de Papá Noel en las calles, con rúbricas que decían "eso era un asesino: y las mujeres pasaban junto a él y se reían, y los niños dejaban caer su baba: y el viento todo lo escribía.

Pero, a pesar de todo, nevaba, y por la nieve deduje que era Navidad, la fiesta cruel de los niños, y de las madres. Y nunca dejaba de nevar, y nunca cesaban los cánticos "Navidad, Navidad, dulce navidad. Navidad, blanca navidad.

Navidad más blanca que los hombres, blanca y cruel a la vez, blanca como el espanto, y amarga como la hiel. Y mientras andaba corcovado de nuevo rumbo a mi casa, abatido como el pecado y la furia, oía canciones absurdas e infantiles, alabando a la noche, madre del poema y del cuento.

Quién anduvo entre la violeta y la violeta, alabando a la noche, y en contra del mundo y de la vida, a favor del espanto.

Así que volví de nuevo a mi cuento, y seguía nevando.

De manera que, yo y algunos amigos míos de borrachera, decidimos, para acabar con la nieve, hacer una peregrinación al palacio de Papá Noel, para comprobar si era o no el asesino.

Y a la puerta del palacio, vimos los cadáveres de unos niños despedazados, y estaba todo lleno de sangre, y de palabras. Quisimos hablar con él, y preguntarle los secretos de la tierra. Pero Él no nos recibió. Y pasamos así toda la noche en la calle, mientras llovía, mojando con sangre nuestros rostros.

Y pasé con un coche por encima de mi cadáver, pero no llovía, sino que nevaba, y no se podía salir nunca de la Navidad.

(Leopoldo María Panero: Conjuros contra la Vida;
incluido en Después de tantos desencantos, Federico Utrera, 2008.)

sábado, 20 de marzo de 2010

canto del fuego fatuo


Fuego que los hombres
contemplan en la noche
en la profunda noche

Fuego que ardes sin calentar
que brillas sin arder

Fuego que vuelas sin cielo
sin corazón
que no conoces choza ni hogar

Fuego transparente de las palmeras
un hombre sin miedo
te invoca

Fuego de los hechiceros
¿tu padre dónde está?
¿tu madre dónde está?
¿quién te ha criado?

Eres tu padre
eres tu madre
pasas sin dejar huellas

La leña seca no te engendra
no son tus hijas las cenizas
mueres y no mueres

El alma errante en ti se convierte
y nadie lo sabe

Fuego de los hechiceros
espíritu de las aguas inferiores
espíritu de los aires superiores

Fulgor que brillas
luciérnaga que iluminas el pantano

Pájaro sin alas
cosa sin cuerpo
espíritu de la fuerza del Fuego

Escucha mi voz
un hombre te invoca
sin miedo.

(Poema anónimo del África bantú)