miércoles, 8 de septiembre de 2010

de entre todas las cosas


De entre todas las cosas
amo las desgastadas,
las que el tiempo decora con cambios y con pérdidas.
El tiempo las corrige, las dispone para su verdadero cometido,
las detiene invisibles de tanto ser miradas
y después la belleza
se posa sordamente
igual que una campana tañendo bajo el mar.
La belleza que había
en la mano y la tierra
se adhiere, se convoca sobre la superficie
o el color.
La ceniza que el tiempo esparce sin cesar
nieva en las cosas
y las deja habitadas de omisiones y tactos,
las convierte en extraños espejos,
y bajo el aspecto de collar o cuchara
nos miramos en ellos
como somos y fuimos.
Por eso amo el cuchillo que obedeció a la mano
que hoy cuenta su madera
(el uso lo ha cubierto como una cicatriz de suavidad).

De entre todas las cosas amo las desgastadas
porque son una cita entre muchos y yo:
bebiendo de una copa se están besando labios
y voces por venir,
al coger un martillo estrechas viejas manos.

También a mí el tiempo invisible me empuña
para clavar un verbo o partir la alegría,
talla delgadas muescas en mi cara
y poco a poco me encorvará su fuerza.
No pido para entonces la belleza:
sólo estar gastado de pasión,
ceñido de armonía.

(José María Parreño)

3 comentarios:

Andrés de la Villa dijo...

Hermoso poema sobre el alma de las cosas y la propia melancolia. Gracias

i dijo...

yo ya nunca voy a poder escribir lo que me evocan las cosas viejas, las desgastadas. Porque lo ha escrito él, y porque lo ha hecho tan bien que ahora me siento menos especial, pero también más cómplice del mundo.

francisco javier casado dijo...

algunas voces ajenas nos visten más que la ropa por la mañana. y las cosas viejas siempre pueden mirarse con ojos nuevos. y las cosas nuevas ahora se rompen sólo con mirarlas. y bla bla (saludos andrés & i