domingo, 5 de septiembre de 2010

se insinúa la noche


Se insinúa la noche. Aún hay luz, pero transpira oscuridad. La claridad se enfanga en las cosas: irrita a los tejados, tropieza en las grúas –bocas de una sola mandíbula–, balbucea en la cánula escamosa de los árboles. Los coches tosen, y la luz se aloja en sus expectoraciones. La luz es, de pronto, el cuello en harapos, los dedos reunidos en un solo dedo, el sexo lejano, no obstante estar aquí, al alcance de mi desesperación, sepultado bajo pliegues sucesivos de la materia. Sé que anochece porque, exentos de brillos, distingo mejor los trazos del lápiz en la página. La noche es otro sol. Las sombras protuberan. Mi sombra me sustituye.

(Eduardo Moga: Bajo la piel, los días.
Calambur, Madrid, 2010)

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