sábado, 31 de octubre de 2009

acto comunicativo #1

En la madrugada del Domingo de Resurrección, el señor Valmiki, desde un motel de carretera perdida, llama por teléfono a su esposa para comunicarle que le duele el lóbulo derecho de la oreja izquierda, y que no volverá a casa nunca jamás (si Dios quiere

sábado, 17 de octubre de 2009

lugar común


Has tardado siete eclipses
en leer descalzo
los indicios de muerte de tu cama al baño
has necesitado mil y una noches en blanco
para comprender
que lo que sientes en el pecho
no es
la música de las esferas
sino la vida
esa angina que cuando eras adolescente
se jugó a los dados con Dios
tu cuerpo celeste
y ganó
el azar
claro
y ahora eres tan sabio
y tu tos tan ferina
que a tus pies el pasillo es
una senda infinita
el suelo está frío
y andas perdido en la ingenua oscuridad
de tu propio hogar.

domingo, 11 de octubre de 2009

el último poema (13): león artigas


Poco se sabe de este poeta misántropo, maldita alma, nacido en Badajoz el 6 de agosto de 1931. Publica dos libros de poemas: Sumideros y Apostillas de un cadáver. A partir de ahí, su mirada severa contra los viandantes desde su ventana; la brutalidad despiadada consigo mismo. Seis años sin palabras. Una carta de despedida. Un tiro en la boca.

Imploraré tan solo un destello
cegador de lucidez
para devolverle a Dios
un cadáver de lujo.

En la nota de despedida, el poeta se lamenta de haber dejado constancia escrita del inenarrable horror que le inspira el mundo. Confiesa, además, el voraz remordimiento por haber desatendido los consejos de su padre (quien, al parecer, regentaba una herrería) y no haber consagrado su vida a pegar martillazos.

Sé que hay muchas personas
que no entenderán lo que quiero decir: Aquéllas
incapaces de esconderse detrás de una mata
y salir con una flor y un cuchillo en la mano
al encuentro del primer caminante.

Revela Georg Trakl (otro íntimo suicida 'de flor y cuchillo'): Al despertar adviertes la amargura del mundo, toda su irredente culpa. Tu poesía es una expiación imperfecta.

La noche del 14 de febrero de 1984, León Artigas, 'el herrero frustrado', se introduce una pistola entre los dientes y silencia de golpe toda la imperfección del universo.

EFLUVIO

Que cada cual se haga a sí mismo digno
de esperar un misericordioso hachazo.

(LA LECCIÓN DEL VERDUGO.
De Apostillas de un cadáver)

Cuarenta largos años de mi vida
he mimado al ser infecto
que habita en mis entrañas. ¿Qué soy
sino un desagüe nauseabundo? Por mis venas
han corrido las más sórdidas pasiones.
Me han embozado culpas, rencores,
despojos tenebrosos de mezquinas crueldades.
De tan sólo un milagro me envanezco
y es de no haber sucumbido
a los líricos reclamos de la autocompasión.
A mí me honra el hachazo que merezco
y esta digna humillación
de haber sido más culpable que verdugo.

(De Sumideros)