martes, 30 de noviembre de 2010

la punta de la madeja

Cuando ella descubrió su primera cana quiso arrancarla de un tirón, pero como el odioso pelo blanco se prolongaba, jaló y jaló, mientras su cuerpo se destejía, hasta que sólo quedó una niña llorando asustada.

(Gustavo Masso)

viernes, 26 de noviembre de 2010

canto de los muertos en vano

Sentaos y negociad
a placer, viejos zorros plateados.
Os esconderemos en un espléndido palacio
con vino, comida, buenas camas y hoguera
siempre que negociéis y renegociéis
las vidas de nuestros hijos y de los vuestros.
Que toda la sabiduría del universo
converja para bendecir vuestras mentes
y os guíe en el laberinto.
Mas fuera, en el frío, os esperamos,
el ejército de quienes morimos en vano,
nosotros, los del Marne y de Montecassino,
los de Treblinka, Dresde e Hiroshima:
y nos acompañan
los leprosos y tracomatosos,
los desaparecidos de Buenos Aires,
los muertos de Camboya y los moribundos de Etiopía,
los comerciantes de Praga,
los desangrados de Calcuta,
los inocentes masacrados en Bolonia.
Pobres de vosotros si al salir no estáis de acuerdo:
seréis estrujados en nuestro abrazo.
Somos invencibles porque somos los vencidos.
Invulnerables por caídos:
nosotros nos reímos de vuestros misiles.
Sentaos y negociad
hasta que se os seque la lengua:
si sobrevivís al daño y la vergüenza
os hundiremos en nuestra putrefacción.

(Primo Levi, 14 gennaio 1985)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

el último poema (24): alegría de pizarnik


Algo caía en el silencio. Un sonido de mi cuerpo. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

(Alejandra Pizarnik:Textos de Sombra y últimos poemas,
póstumo tras ese 25 de septiembre de 1972,
a los 36, con cincuenta pastillas del sueño).

¡no!


¡Morir!... ¿Dormir?... ¡No!
No quiero que la muerte sea un sueño.
Del sueño se despierta.
Que no entre más el Viento sigiloso
por las narices de mi arcilla, a besarme otra vez.
Los ojos cerrados para siempre.
Quiero un sueño sin sueños... Nada.

(León Felipe)

sábado, 20 de noviembre de 2010

el último poema (23): storni


esternón
es una palabra dura como un hueso
esternón suena a epitafio
el estornino es un pájaro
creo
y a Alfonsina
sus huesos no la querían

anatomía de un epitafio
dos puntos
todo cuanto he escrito
últimamente
son epitafios
estoy armando un esqueleto
es un buen verso para empezar
luego encajas los órganos internos
la carcasa doble del cuerpo
en carne viva
y otra vez te sobra una pieza
y siempre es últimamente

todo cuanto he construido
son puentes de huesos
para huir de mi esternón
una huida hacia la noche en la noche
a cara de noche
sin hacer prisioneros
perdiendo en el intento
la sal de la tierra
los tornillos en el mar

esternón
es una palabra dura
como el galápago corazón
Alfonsina no tenía
esternón
y aunque el buzón le escupía
todas sus cartas de despedida
todo lo que puedo escribirle esta noche
antes de que la melancolía
gota a gota acabe de abrir mi frente
es esternón y huida

y usó tantas identidades secretas
que olvidó el secreto de sus huesos de pájaro
todo
últimamente me vuela
es que todo
me suena
a epitafio a hueso a secreto

todo cuanto buscó fue el calor de los otros
que son el infierno verdadero.

domingo, 14 de noviembre de 2010

creo que todo el mundo debería despertarse


Creo que todo el mundo debería despertarse
oyendo Starman de David Bowie
salir a la calle con Make your own kind of music
trabajar con The Wall llorar con Gloomy Sunday
creer en Dios con Like a Rolling Stone
tomar drogas con Lust for life
follar con la ventana abierta
y con King Crimson lloviendo sobre la cara
matar con Parálisis Permanente o Lou Reed
y escuchar música con los oídos

(Alejandro Robles)

lunes, 8 de noviembre de 2010

a circe


¡Circe, diosa venerable! He seguido puntualmente tus avisos. Mas no me hice amarrar al mástil cuando divisamos la isla de las sirenas, porque iba resuelto a perderme. En medio del mar silencioso estaba la pradera fatal. Parecía un cargamento de violetas errante por las aguas.

¡Circe, noble diosa de los hermosos cabellos! Mi destino es cruel. Como iba resuelto a perderme, las sirenas no cantaron para mí.

(Julio Torri: Ensayos y poemas. 1917)

el mal actor de sus emociones


Y llegó a la montaña donde moraba el anciano. Sus pies estaban ensangrentados de los guijarros del camino, y empañado el fulgor de sus ojos por el desaliento y el cansancio.

—Señor, siete años ha que vine a pedirte consejo. Los varones de los más remotos países alababan tu santidad y tu sabiduría. Lleno de fe escuché tus palabras: «Oye tu propio corazón, y el amor que tengas a tus hermanos no lo celes.» Y desde entonces no encubría mis pasiones a los hombres. Mi corazón fue para ellos como guija en agua clara. Mas la gracia de Dios no descendió sobre mí. Las muestras de amor que hice a mis hermanos las tuvieron por fingimiento. Y he aquí que la soledad obscureció mi camino.

El ermitaño le besó tres veces en la frente; una leve sonrisa alumbró su semblante, y dijo:

—Encubre a tus hermanos el amor que les tengas y disimula tus pasiones ante los hombres, porque eres, hijo mío, un mal actor de tus emociones.

(Julio Torri: Ensayos y poemas. 1917)