martes, 14 de julio de 2015

nada en propiedad

Nada en propiedad, todo prestado.
Estoy empeñada hasta el cuello.
Tendré que liquidar la deuda
entregándome a mí misma,
por la vida dar la vida.

Así está establecido:
el corazón, devolverlo,
el hígado, devolverlo,
y cada uno de los dedos.

Es tarde ya para anular el contrato.
Me arrancarán el pago
junto con toda la piel.

Y ando por un mundo lleno de más deudores.
Sobre unos pesa
el embargo de las alas.
Otros, quieran o no,
tendrán que declarar sus hojas.

En la columna del Debe,
todos nuestros tejidos.
Ni pestañas ni ramitas
que conservar para siempre.

Hasta el último detalle está inventariado
y todo parece indicar
que al final nos quedamos sin nada.

No logro recordar
dónde, cuándo y para qué
permití que me abrieran
esta cuenta.

La protesta en contra
la llamamos alma.
Y eso es lo único
que no está en el inventario.

(Wisława Szymborska: 
Fin y principio, 1993)

lunes, 13 de julio de 2015

dos

Hoy, dos días después de tu segundo cumpleaños, te descubro indagando ya en la fantasía de tu nombre. Y no se me ocurre mejor celebración de tu llegada al mundo que esta lección (una más) de náutica del alma. Juntos emprendimos el viaje, juntos surcamos la vida; pero solo tú sabrás qué significan todas las Ítacas. Tus Ítacas. Llegado el día, los días, únicamente deseo que me lo cuentes (si te da la gana). Yo te escucharé siempre atento como el niño que, tras el loco vaivén de la jornada, halla entre libros el secreto del sueño. Aprender de ti, al fin y al cabo, es lo que da sentido a esta realidad desquiciada, insomne. Y crecer contigo hace navegable el alma. Felicidades, gracias y tequieros, Ulises.

domingo, 5 de julio de 2015

no tengo sentimientos por culpa de los adultos

«Yo no tengo destino, soy un ser libre
sin rumbo    todo el mundo me
controla    no soy libre no tengo
sentimientos por culpa de los adultos».

Este texto, escrito por un alumno de 1.º de ESO, resume a la perfección el curso que acaba de terminar. Mi curso. Mi sentir general. Mi quemazón y achicharre. Mis dudas y certezas. La contradicción. Mi desencanto con los «adultos», mi empatía con la «mala letra»... Todo. Y una cuestión al viento: ¿Qué demonios estamos haciendo con nuestros niños? Y una respuesta en el viento: ¿Qué niños estamos haciendo con nuestros demonios?