jueves, 30 de junio de 2011

el último poema (28): fitter happier

«Fitter happier» se encuentra en el álbum Ok Computer (1997), de Radiohead. El texto está recitado por una voz robótica y ambientado musicalmente por el grupo. Fue escrito —vomitado— por Thom Yorke tras un prolongado bloqueo creativo. No se atrevió a declamarlo él mismo, según ha contado, «por timidez». Después escribió —vomitó— el resto del disco. Al principio de la «canción» se oye una voz lejana que dice algo así como: «Esta es la Oficina del Pánico. Sección 9-17 puede haber sido dañada. Activar siguiente proceso…». Y comienza el proceso. O asepsia apocalíptica. O suicidio monótono. O lenta intoxicación de chatarra, química apática y moral estroboscópica que algunos humanoides —¿replicantes?— llamamos vida.

más en forma más feliz más productivo
cómodo
no beber demasiado
ejercicio regular en el gimnasio (tres días a la semana)
llevarse mejor con tus actuales socios empleados
a gusto
comer bien (no más cenas en microondas ni grasas saturadas)
un conductor mejor y paciente
un coche más seguro (bebé sonriendo en el asiento trasero)
dormir bien (sin malos sueños)
sin paranoia
cuidadoso con todos los animales (nunca tirar arañas por el desagüe)
mantenerse en contacto con viejos amigos (disfrutar de una copa de vez
en cuando)
con frecuencia comprobará en un banco (moral) su cuenta de crédito
(agujero en la pared)
favor por favor
cariñoso pero no enamorado
reglamento de caridad
supermercado de carretera los domingos
(no matar polillas ni echar agua hirviendo sobre las hormigas)
lavar el coche (los domingos incluidos)
no tener nunca más miedo de la oscuridad
o de las sombras del
mediodía
nada tan ridículamente juvenil y desesperado
nada tan infantil
a buen ritmo
más despacio y mejor calculado
sin posibilidad de escape
ahora con autonomía laboral
preocupado (pero sin poder)
un miembro de la sociedad competente e informado (pragmatismo no
idealismo)
no llorar en público
reducir riesgos de enfermedad
neumáticos que se adhieran en lo mojado (instantánea de bebé atado
con cinturón en el asiento trasero)
una buena memoria
todavía llorar con una buena película
todavía besos con saliva
ya nunca más vacío y frenético
como un gato
atado a un palo
que es clavado en
mierda de invierno congelada (la capacidad para reírse de lo débil)
tranquilo
más en forma, más saludable y más productivo
un cerdo
enjaulado
viviendo de antibióticos

lunes, 20 de junio de 2011

corazón sin coraza

Corazón sin coraza, lanza
sin esperanza.

Mi cimera es de muerte y de quimera.

Flores de los horrores,
cadenas de las penas,
el grito del granito,
el lis ya sólo gris,
pozos de los sollozos,
esencia de la ausencia.

Las ruinas de lo rubio entre los ruidos
azules del celeste cementerio.

Era su corazón, mi destrucción
era.

Tiemblan entre las mieses y los meses
lises ya no plateados, sólo grises.

(Juan Eduardo Cirlot: La quête de Bronwyn)

lunes, 6 de junio de 2011

el último poema (27): cómo explicar los cuadros a una liebre muerta

El 11 de noviembre de 1965, Joseph Beuys paseaba por el interior de una galería de arte en Düsseldorf vestido con un traje de fieltro y la cara untada con miel y pan de oro. Llevaba en sus brazos una liebre muerta. Con un pie vendado y una chapa de cobre atada a su tobillo, acariciaba las patas del animal mientras le susurraba al oído...

Todos esos que miran desde fuera cómo paseo mi cojera por entre los cuadros mientras te abrazo piensan que soy yo el que te está explicando las obras de arte. Lo que no saben es que lo que te pido es que me las expliques tú a mí. O al menos esperaba que me las explicaras antes de morir. Ahora ya sé que es imposible. Decía Schiller que la belleza es el camino de la libertad. Quizá sea eso lo único que importa, que creemos algo bello para llegar a ser libres. Que ampliemos el concepto de arte para que esto también sea arte. Que dejemos de mirar los cuadros y miremos la vida, el susurro, la naturaleza, la muerte, lo sagrado. No puedo pedirle lo mismo a un perro, a un gato o a un caballo: el hombre les ha arrebatado su dignidad, su albedrío, lo que tienen de bello y de libre. Sería imposible que ellos me explicaran el arte, ni yo a ellos. Como probablemente es imposible que todos esos que miran disfruten o expliquen lo que hago aquí dentro, chorreando oro, grasa y miel. Pero tú eres la liebre, el conejo loco de Lewis Carroll que corretea y siempre llega tarde, y me agarro a ti como el que se agarra al cordón umbilical temiendo el tijeretazo definitivo. Tú me unes a la naturaleza, aunque ya estés muerta. O precisamente por eso. Tú, que eres pura energía, que eres (o eras) pura vitalidad, que eres sobrehumana, que estás más cerca de lo divino, de lo sagrado, me dices más sobre el arte muerta que lo que yo te pueda decir a ti vivo. En ti está lo frágil, lo bello, lo delicado, lo sensual. Eres la naturaleza que muere y renace cada abril. Eliot dijo: «Abril es el mes más cruel, hace brotar lilas del interior de la tierra muerta, mezcla la memoria y el deseo, estremece las raíces marchitas con lluvia de primavera». Abril hará brotar lilas del interior de tu vientre putrefacto. Se preguntan: «¿qué le estará diciendo? ¿Por qué le explica los cuadros a una liebre muerta?». Les respondo: porque va a entenderlo todo mejor, porque sois como los perros domesticados que mueven el rabo para saludar al que les da de comer. Porque os reís y me insultáis, incapaces de ver vuestra propia babeante estupidez. Vuestra vida anodina, tan lejos de lo bello. Vuestra vida de perros. Jamás podréis llegar a ser como una liebre muerta. Porque no sois capaces de ver que la obra de arte es la liebre, mi susurro, mi cojera y vosotros mirando.

jueves, 2 de junio de 2011

metalingüística

De qué sirve analizar el lenguaje cuando tu lengua lame de la desesperación la sintaxis de qué vale la escritura automática si el autómata escribe con brazos de acacia en el viento sintagmas para jirafas qué importancia tiene un se reflexivo frente al agente espejo y deja ya de preguntar quién porque eres tú solo tú quien bajo dudas ortográficas fundó su vida y martiriza la página caligrafía de vencejo y extenuados al sol se oxidan tus nexos con este mundo
tan accidente
tan gramatical
tan arañazo
y todo es sujeto
y el núcleo del predicado
en persona y número concuerda
con el mudo desove del poema
sobre tus huesos.