domingo, 29 de mayo de 2011

diose a las olas y conoció su nombre

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Los dos años son el comienzo del fin

J.M. Barrie

Desde el regazo de la madre, el niño la observa, curioso. Sin decir una palabra, se alza hasta juntar sus rostros y la besa en la mejilla dulcemente. Ha imaginado la cabeza de su madre como la de una rana gigantesca. No lo dirá: en su joven renuncia ha comprendido que su lenguaje es otro.

(José Ignacio Serra: Pie de druida)

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