jueves, 11 de agosto de 2011

VIII

cuando el infalible sueño con su veneno mortal
nos despoje de la lenta tranquilidad

y Aquel sin Cuyo favor nada es ni está
(a quien llaman Amor) haya de manar
de la muda inmensidad del abismo voraz,

con el estruendo de Su salvaje aletear,

en el extenso y luminoso dominio feudal
–no sonreiré alma mía;no habré de llorar:

cuando de tu menos-que-pálida cara
(cuyos ojos heredan el vacío)
el tiempo extraiga
su maldito insignificante destino,
cuando bellamente tu hocico
no bese nada
y cuando tus garras
arañen tímidas

el silencio más allá del misterio de la rima

(E. E. Cummings:
«Sonetos-Irrealidades»,
&, 1925,
traducción-perversión)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

amo a cummings hasta la indecencia.
ruth

francisco javier casado dijo...

es una traducción-perversión, muy muy libre, sacrílega... espero no haberte ofendido ;-)