sábado, 21 de febrero de 2015

shadow of the beast


I
Sobre el espejo que nos ve, la bestia escribe la canción de engranajes que unen el cielo y el infierno. Los niños adoran las trampas mortales. El brutal aplastamiento, la maza cruel, el zarpazo violento. Si caes
                    no sales. Es la aniquilación total del ser un juego de chiquillos solares para domingos lluviosos. Las mutilaciones no hacen tanta gracia; cola de lagartija, tal vez. Los invitados tienen sueño. Papá tose desde dentro. Cesó la música y nadie enciende la luz. El espejo vibra con cada punto de fuga. Dos puntos. Tres... Lord Maletoth abusa de los puntos suspensivos como un poeta menor buscando la vena de la metáfora. Monótona melodía de tinta y piel. En Karamoon tejen, a ciegas y sin convenios, sedosas mortajas con alas. La mañana sorprende a las sombras ensimismadas...

II
Las doce en el reloj: el baile caótico de la infancia llega a su fin: las caretas van cayendo y ruedan por la pista: los invitados se llevan las manos al rostro y corren tras las columnas, a ocultarse, como último y vano intento por permanecer en el calor de la fantasía
                       Es tarde. Recelosos y desnudos volvemos al centro del salón para descubrir, entre risas nerviosas y suspiros de alivio, que no nos conocemos. Que siempre fuimos extraños en un mundo asombroso. Que el pasado es un álbum de recuerdos alucinantes. Que las prendas de la ficción disfrazan ahora nuestros huesos. Que la realidad es sueño y mascarada y desorden. Que el baile no ha hecho más que comenzar...

III
Sobre el espejo que nos ve, Aarbron afila sus agujas. Al son de música de tachón romperá la Ley, el género, el collar y la persona. La magia y el deseo. Hará caer a todos los ángeles, encantados, por el acantilado celestial. Mascando las llamas, con argamasa de trauma, sellará el cráter. Trampa mortal, locos los niños aplauden. Engañará con un alma de palo de lluvia al mismísimo Diablo, que se atragantará, que barritará, que morirá ahogado en su propia tiniebla (eras
más que una sombra, menos que un hombre; eres la sombra de lo que eres, no le des más vueltas; serás el sombrajo de tu sombra, a tientas
            La antimúsica licuará la Gran Mente y diluviará tatuada en el origen. Hemorragia de metáforas o aniquilación literal. Tiembla ternura. Bailad. Seguid bailando el silencio de las cuevas de cristal, bailad quietos de atar. Sobre los añicos de la ausencia que nos mira, la bestia afila el punto final
                           (mi sombra soy yo
    y todas las sombras
que escalan tu frío

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